De Michelli caracteriza al Surrealismo como una búsqueda de la
resolución de problemas que plantean las antinomias de la razón, además de
intentar acercar el arte a la praxis vital. Los surrealistas encuentran en el inconsciente
una solución, quieren escuchar al huésped interior. Otra característica es la
existencia de una fractura entre mundo interior y exterior. El Surrealismo
intenta, a partir de esa fractura, dar a la libertad el fundamento de una
doctrina, paso de la negación a la afirmación. Buscan una posición concreta. Así
llego a unas de las vigas del pensamiento surrealista: el problema de la
libertad. Este tiene dos facetas: una individual y otra social. Los dos grandes
pensadores que dilucidan estas dos cuestiones son Marx-en el terreno de la
libertad social- y Freud en el terreno de la libertad individual.
Otra de las cuestiones con las que traba el Surrealismo es con la
frontera entre vigilia y sueño que se había empezado a desvanecer con la
aparición de las teorías del inconsciente. A partir del auge de las teorías psicoanalíticas
se incorporan técnicas de escritura automática. El automatismo ya estaba presente en
los dadaístas pero este era más mecánico; en los surrealistas este es más
psíquico. Como todos los movimientos de vanguardias históricas, el Surrealismo
va intentar quebrar con la tradición poética y con la prosa poética. En este
sentido, a la libertad de formas se le opone la libertad de espíritu. Y para lograr
sortear esta transición va a trabajar con material onírico, con el choque de
elementos dispares y así posibilitará la unión de la naturaleza y el hombre, de
lo material y lo espiritual, del sueño y la realidad. De esta manera, el hombre
encuentra lo maravilloso alejándose de la realidad al buscar la disimilitud. El
artista viola las leyes sociales y así logra un shock con lo inexistente y
obliga a poner en marcha su imaginación. La imagen surrealista es un atentado a
la identidad. Otro tema del que se van a nutrir los surrealistas será el azar.
El azar, según ellos, nos enfrenta con la excepción, con lo que está fuera de
la norma.
También trabajaran con la imagen poética infantil para el mundo adulto
y el humor tiene potencial subversivo e inconformista y atacará a la
hipocresía. Del humor ácido lo único que queda es la risa, que cumple una
función liberadora. También crearán el desarrollo de una nueva sensualidad
ligada al erotismo.
Asimismo, los surrealistas se inscriben en el linaje de los grandes
enamorados. Ven en el amor la unión de lo físico y lo metafísico, y aspiran a
superar los tabúes relacionados con lo sexual y, para ello, otorgan a la mujer
un carácter sagrado y conciliatorio: es la compañera de la revolución.
En el segundo manifiesto surrealista, Bretón postula los lineamientos
generales de lo que significa el Surrealismo, y lo que significa ser
surrealista. Él va a sostener que la vanguardia se acerca a la revolución. Con un
carácter individual y una voluntad moderna, el Surrealismo busca irrumpir en la
historia y la política. Bretón refuerza su teoría acerca del automatismo psíquico,
pura expresión real del pensamiento y va a indagar en el mundo de los sueños,
del azar y de lo maravilloso, de donde va a sacar nuevas asociaciones.
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